El 29 de marzo de 2018, la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC) dio su aprobación a SpaceX para lanzar 4,425 satélites en órbita baja alrededor de la Tierra. El número total de satélites que se espera que sean puestos en órbita alta y baja por varias compañías será de 20,000 satélites en total. Durante los últimos meses, ha crecido la polémica en torno a los proyectos de ley en los EE.UU. para establecer antenas con tecnología 5G, como el que fue aprobado en el Estado de Michigan en 2018 incluso después que la Dra. Sharon Goldberg expusiera en audiencia ante un jurado estatal las investigaciones científicas que demuestran los efectos biológicos negativos de la radiación inalámbrica en la salud humana.
El 13 de septiembre de 2017, fue publicado un documento moratorio firmado por al menos 180 científicos de 35 países que advierten sobre los graves efectos que tiene la tecnología 5G para la salud. El think tank Environmental Health Trust (EHT) también se ha manifestado contra la tecnología 5G y está trabajando en la gestión de recursos para informar al Congreso sobre esta situación y ayudarlo a tomar medidas al respecto.
El senador estadounidense Richard Blumenthal también expresó su preocupación sobre los riesgos a la salud de la tecnología inalámbrica 5G en una audiencia del Senado de los Estados Unidos en febrero de 2019, en la que cuestionó a representantes de la industria si estaban financiando investigaciones independientes para conocer los efectos de esta tecnología contra la salud.
Mientras la industria 5G ni siquiera se interesa en conocer los efectos contra la salud de su tecnología, la Dra. Goldberg fue muy enfática al dar su testimonio ante la Audiencia de Michigan en 2018: “La radiación inalámbrica tiene efectos biológicos negativos, y punto. Si ustedes consultan la librería electrónica de PubMed y la literatura científica revisada en la cadena de bloques, comprenderán que este tema ya no está sujeto a debate.”
La creciente polémica en torno a la tecnología 5G se centra en los planes de las empresas de telecomunicaciones para instalar millones de pequeñas torres de telefonía móvil en postes de electricidad, en edificios públicos y escuelas, en paradas de autobuses, en parques públicos y en cualquier lugar que deseen en parques nacionales y federales. Se estima que en las comunidades urbanas locales existirá una torre celular 5G aproximadamente cada 150 metros a lo largo de cada calle. Sin embargo, tan nocivas como parecen ser estas pequeñas torres celulares desde el punto de vista de la exposición constante a la radiación de radiofrecuencia (RF) cerca de la fuente, tal vez una perspectiva aún más alarmante sea la transmisión de microondas de longitud milimétrica hacia la Tierra desde miles de nuevos satélites de comunicación equipados con esta tecnología.
La tecnología 5G se promociona como la próxima “gran maravilla” en la agenda tecnológica para crear ciudades inteligentes donde todo y todos se conecten instantáneamente en tiempo real sin retrasos ni señales perdidas. Pero todo esto tendrá un alto costo, y no precisamente económico. Actualmente, la única manera de detener la tecnología 5G sería mediante la acción del Congreso. Si hay suficiente gente que presione a sus funcionarios electos, tal vez se podría suspender la 5G mientras se realizan estudios para examinar los verdaderos riesgos para la salud.
La inversión económica en telecomunicaciones para instaurar la tecnología 5G ha sido masiva. Están planeando la implementación completa en el terreno y en el espacio en los próximos dos años. El momento de objetar es ahora y no después de que cientos de miles de personas se enfermen.
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5G utilizará las antenas Phased Array para disparar haces de radiación en teléfonos celulares
Estos satélites utilizarán el mismo tipo de antenas de matriz en fase que los sistemas 5G basados en tierra, lo significa que enviarán haces de radiación de microondas intensamente enfocados a cada dispositivo 5G específico que se encuentra en la Tierra y cada dispositivo enviará un rayo de radiación al satélite.
Los rayos de microondas que producen serán lo suficientemente fuertes como para atravesar paredes y cuerpos humanos. Si no fueran lo suficientemente fuertes para hacer esto, entonces todos los que tuvieran un teléfono inteligente 5G tendrían que estar afuera cuando usen los dispositivos.
Los sistemas 5G basados en tierra ya se están implementando en docenas de ciudades importantes en este momento. Los planes están siendo aprobados por cientos de otras ciudades, lo que permitirá su implementación en 2019 y más allá.
Las ciudades no tienen derecho a “decir no” a 5G. Las regulaciones de la FCC evitan que las ciudades se opongan por motivos de salud: solo pueden hablar de cuestiones de estética y de la cuestión práctica de la colocación de equipos.
Se les exige que “digan que sí” y es mejor que lo hagan rápido, o las compañías de telecomunicaciones los amenazarán con acciones legales por obstruir sus planes.
SpaceX lanzó los dos primeros satélites de prueba 5G en febrero de 2018. Se espera que cientos de otros satélites se lancen en 2019. El conjunto completo de 20,000 satélites se podría poner en órbita durante los próximos dos años.
El combustible para cohetes es muy destructivo para la capa de ozono de la Tierra, que nos protege de los duros efectos de la radiación del sol. Los cohetes que usan combustible sólido producen un agotamiento masivo de ozono. Mientras que los cohetes que utilizan queroseno líquido como combustible destruyen menos ozono, liberan enormes cantidades de hollín de carbono negro en el aire, especialmente a grandes altitudes.
Si el número de lanzamientos anuales de cohetes aumenta diez o más veces (algo que es probable en los planes realizados por estas corporaciones) los modelos informáticos sugieren que la combinación de agotamiento de ozono y la liberación de hollín negro podría producir un efecto de calentamiento de 3 grados sobre la Antártida y reducir el ozono en la atmósfera mundial en un 4%.
Los motores de cohetes de propulsión iónica utilizan potentes imanes para expulsar pequeñas partículas cargadas a altas velocidades, lo que genera empuje. El mercurio es una neurotoxina extremadamente fuerte, que es perjudicial para todas las formas de vida, especialmente los humanos.
Los riesgos de una catástrofe ambiental son monumentales, porque si hubiera una falla de funcionamiento y uno de estos motores explotara, el mercurio altamente tóxico se propagaría a través de la atmósfera y sobre la Tierra.
Toda la propaganda de las compañías de telecomunicaciones acerca de que 5G “es una panacea para la protección del medio ambiente y la conservación de la energía” es ridícula cuando pensamos en el daño ambiental que será creado por cualquiera de los motores de cohetes que elijan utilizar para lanzar sus satélites.
En ese momento, es muy poco probable que las empresas de telecomunicaciones desmantelen sus sistemas, incluso si se demuestra que su tecnología está causando cáncer y otras enfermedades. Simplemente negarían los riesgos.
Nos dirán que la evidencia que relaciona el 5G con el cáncer y otras enfermedades es solo una teoría de la conspiración.
Millones de personas sufrirán la exposición a la radiación con síntomas como dolores de cabeza, debilidad, niebla cerebral, capacidad para aprender y razonar, dolor en el pecho y muchos otros síntomas que desconcertarán a la mayoría de los médicos convencionales e intentarán interpretarlos con ingenuidad asociándolos a otras causas.
Fuente: www.mentealternativa.com